El nacimiento del violín

Se sabe fehacientemente que el violín surgió en la Italia del Renacimiento a principios del siglo XVI. Aunque no se conservan ejemplares de aquella época, sí existen pinturas y textos que atestiguan su existencia al menos desde la mitad del siglo, con una forma notablemente similar a la que se conoce hoy en día.
Fueron las grandes familias italianas del los siglos XVI y XVII, los Amati, Guarneri y Stradivari, quienes fabricaron los primeros violines tal y como existen actualmente, además del célebre luthier austríaco Jakob Steiner. Sin embargo, sus antepasados se remontan a varios siglos atrás.
Ancestros del violín
Toda la familia de instrumentos del violín, que incluye también la viola, el violoncello y el contrabajo, además de otras formas menos conocidas, es descendiente directa de las vihuelas de arco medievales, muy extendidas durante la Baja Edad Media en todo el continente europeo. Este instrumento a su vez se originó a partir de la difusión tanto de la lira bizantina como del ‘rebab’ árabe. Ambos instrumentos de cuerda podían ser tocados tanto pellizcando las cuerdas como frotándolos con un arco.
Se cree que el rebab se extendió a través de la Península Ibérica, dando origen a la vihuela de arco y eventualmente a la ‘viola da gamba’ y la ‘viola de braccio’, siendo tal vez esta última el antepasado más directo del violín moderno.
Nacimiento del violín italiano
Si bien el instrumento ya estaba bastante extendido en Italia, fue en las ciudades de Cremona y de Brescia donde el violín pasó de ser un instrumento de segunda categoría a ser uno de los más relevantes de la música europea.
El compositor Claudio Monteverdi, quien había estudiado en Cremona, fue uno de los principales responsables de su difusión. Allí aparecerían las tres familias más importantes de la historia del instrumento, los Amati, los Guarneri y los Stradivari, quienes elevaron la fabricación de violines a la categoría de obra de arte.